lunes, 27 de noviembre de 2006

El acantilado


Aún sabiendo que es peligroso, la mar brava, nubes en el cielo, un alto acantilado. Sentimos curiosidad por asomarnos, por ver como rompen las olas en las rocas, llegar al borde mismo en el que un solo paso al frente nos costaría la vida. La autodestrucción tiene a veces un halo de encanto y belleza capaz de nublarnos. A veces, al asomarte desde un alto piso, más allá del miedo, una duda sobrevuela nuestras conciencias, qué se sentirá al caer. Es una duda cuya respuesta preferimos no conocer. A pesar de ello, no podemos evitar querer asomarnos al acantilado por muy revuelto que esté el tiempo.

Gracias a Lucía por la foto, de tu fan número uno.

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