lunes, 27 de noviembre de 2006

Casablanca


¿Qué decir sobre esta película (más que película es un mito ya) que no se haya escrito ya?

Su guión (el mismo que se escribía sobre la marcha y que los actores desconocían) ya ha sido analizado por muchos, más expertos que yo sin duda. La historia es de sobra conocida: Casablanca, un refugio en el Marruecos francés a todos aquellos exiliados en medio de la Segunda Guerra Mundial. Un café regido por Rick, un americano cínico, solitario, un tipo duro aparentemente desengañado de todo y de todos (gran Humphrey Bogart, transmite con una mirada, con un gesto, basta con verlo unos segundos para que llene la pantalla él solo). Este hombre se convierte en la única esperanza de huida a la libertad para Laszlo, un líder de la resistencia antinazi, y su mujer, Ilsa (magnífica Ingrid Bergman), el gran amor de Rick que lo abandonó en París. Rick se ve atrapado entre sus sentimientos por Ilsa y sus principios en una situación extrema (un mayor alemán que representa todo aquello contra lo que Rick ha luchado durante su vida y un jefe de policía francés, el capitán Louis Renault, claro ejemplo del colaboracionismo francés de Vichy).

La historia de Casablanca es un mito moderno, el hombre que renuncia a su propia felicidad, al amor de su vida, a la mujer a la que ama, a la una vida en libertad en los Estados Unidos junto a ella, renuncia a todo ello por sus principios, por ayudar al hombre al que admira, a un luchador por la libertad, un combatiente de la Resistencia. En la encrucijada entre sus propios intereses y los de una lucha mayor que los simples combatientes, elije sacrificarse por un bien mayor. Esa es la moraleja de esta historia, la derrota de un hombre es una victoria para la humanidad.

Y bueno, ya situándome fuera de la película, me siento como Woody Allen en Sueños de un seductor, envidio a Bogart, su pose, su estilo, incluso su forma de dejar marchar a la chica y aún así ser un elegante perdedor (¿cuántas veces no habré deseado ser abandonado por una mujer como Ingrid Bergman en una secuencia como la del aeropuerto?). Esta película, como dije al principio, es más que una película. Es un mito, forma parte del imaginario colectivo, incluso los que no la han visto son capaces de reconocer la canción As time goes by o frases como el "Siempre nos quedará París".

Etiquetas: