lunes, 27 de noviembre de 2006

Batman: Año Uno


Batman: Año Uno de Frank Miller, junto con El Regreso del Señor de la Noche (también de Miller) fueron los dos cómics que revolucionaron el concepto de Batman en los años 80. Sin estas dos obras, seguiríamos todavía anclados en la extraña mezcla de colorines del batman de la serie de los 60 de Adam West y los cómics en los que aún se le presentaba como a un superhéroe más, aunque con cierto tono más oscuro en el diseño.

La principal novedad en ambos cómics, la principal aportación de Frank Miller es su visión del personaje como un ser oscuro totalmente: Bruce Wayne murió a los 7 años en aquel callejón cuando observó la muerte de sus padres. Desde
entonces ha ido formándose una identidad falsa (el Bruce Wayne playboy, la máscara que todos ven desde fuera) y desarrollando un proyecto, una idea. Nacida del deseo de venganza, en Año Uno vemos como se dan los últimos retoques a esa idea que acaba tomando un nombre por todos conocidos: Batman. No es venganza lo que busca (no es lo único que busca en realidad), es una cruzada (como así muchas veces la define su enemigo Ra's Al Gul) para evitar a todo el mundo el sufrimiento que él padeció a los 7 años. Tanto en Año Uno como en el Regreso del Señor de la Noche, vemos al mismo Batman. Uno en su momento más dulce, cuando empieza su cruzada y todavía es torpe e inexperto, el otro, en cambio es un ser gris y apagado, tiene el aire cínico y desengañado de alguien que se ha cansado de vivir. En ambos casos, es el símbolo, es el traje que se ponen lo que los marca en su devenir. En un cómic vemos el verdadero nacimiento de Batman, con el hombre conocido como Bruce Wayne teniendo un encuentro con un murciélago en la soledad de su mansión, tras un fallido primer contacto con los barrios bajos. En el Regreso del Señor de la Noche, el renacimiento también sucede al ponerse el traje en medio de una noche lluviosa y solitaria.

Pero Año Uno no es sólo la historia de Batman, es también la historia de James Gordon, su llegada a Gotham a la vez que Bruce
Wayne (por llamarlo de alguna forma, al principio del cómic no es ni Batman ni es Bruce Wayne por supuesto). Su historia y la de Batman están entrelazadas, ambos comienzan una cruzada (la de Gordon es bastante menos pretenciosa, simplemente quiere ser un buen policía y cuidar de su mujer embarazada) y ambos se enfrentan a sendos primeros fracasos, en un mundo hostil donde no sólo los criminales son el peligro, la corrupción en todos los estamentos es el principal enemigo a batir.

Batman Año Uno es, en resumen, la obra que más bien define el nacimiento del (si puede que no el mejor, que eso es cuestión de gustos) personaje más interesante del mundo de los superhéroes, un ser torturado, un sociópata automarginado pero con buenas intenciones. Lo curioso de este personaje es que contrasta con la felicidad y el "buen rollo" que transmiten los demás superhéroes (salvo en la obra cumbre del género, Watchmen, de la cual hablaré otro día de forma más extensa), todos inmersos en el oscuro fenómeno del "vigilantismo", el mismo fenómeno retratado por Scorsese en la genial Taxi Driver.

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